
Era casi una cuestión de tiempo que Jorge Telerman dirigiera el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA), que nuclea artística y administrativamente a los teatros públicos de la Ciudad: el San Martín, el Presidente Alvear, el de La Ribera, el Sarmiento y el Regio. Él mismo fundó la estructura, en el 2000, cuando era Secretario de Cultura porteño, antes de que existiera el ministerio. En el medio ocupó distintos cargos, entre ellos el de Jefe de Gobierno, pero nunca estuvo ajeno a lo que pasaba en los teatros, a los que siguió con especial atención. Hoy, y luego de haber sido el jefe de campaña de Daniel Scioli en las elecciones presidenciales del 2015, hace casi un año que se encuentra al frente de ellos, a los que encontró en un estado de deterioro y vaciamiento cuando arrancó su gestión.
Tras casi un año de trabajo durante el cual se reabrió el Teatro de la Ribera y se inauguró el programa El San Martín en los Barrios, como logros más destacados, el funcionario charló con Emprende Cultura sobre cómo fue trabajar sobre la «pesada herencia» que le había dejado la administración anterior (cuando asumió, el Alvear y el de la Ribera llevaban más de 700 y 500 días sin actividad, respectivamente, y las únicas dos salas que estaban abiertas habían tenido un pésimo rendimiento durante 2015, con una y dos obras en total en cartel) y sobre el modelo de gestión que se propone para que el CTBA vuelva a estar en el centro de la escena nacional.
“El año fue muy bien, siempre trabajando con la convicción firme de que había que tomar al toro por las astas y restablecer en plenitud al complejo, que ocupa una centralizad insoslayable dentro de la vida cultural de la ciudad”, contó él funcionario, que prometió que el San Martín –el teatro más importante del país- abrirá en marzo del año próximo con una renovada vitalidad.
– ¿Qué piensa de que el teatro público co-produzca con empresarios teatrales, como ha ocurrido recientemente en la historia del Complejo Teatral de Buenos Aires?
– No soy afecto de la idea. Creo que el teatro público, el independiente y el comercial son tres esferas que deben potenciarse la una a la otra y retroalimentarse, formando ese círculo virtuoso que es la actividad teatral de la Ciudad de Buenos Aires. Los tres tienen modos de producción y objetivos bien distintos y por eso desde mi perspectiva los teatros oficiales tienen que producir sus propias obras. Por supuesto que eventualmente se pueden encontrar zonas de cooperación, como por ejemplo La Noche de los Teatros, donde participan todos los circuitos, o algunas campañas de entradas a 2 x 1, donde también se ofrecen espectáculos de los tres.
hay que garantizar que estén representadas la mayor diversidad posible de estéticas, de intereses, de gustos
Pero las decisiones curatoriales de teatro público deben estar en manos de quienes representan al teatro público, y no a los criterios comprensibles pero no compartibles de los productores teatrales. Otra cuestión muy distinta puede ser darles lugar a directores independientes, como forma de fomentar el trabajo. Pero esa es otra cuestión.
– Entonces, ¿cuál es para usted el objetivo del teatro público?
– Primero, tratar de llegar a nuevas audiencias y no solamente al público que ya consume teatro. Para eso hay que garantizar que estén representadas la mayor diversidad posible de estéticas, de intereses, de gustos, que se ofrezca programación tanto experimental como universal clásica. La variable económica que es tan decisiva en el teatro comercial no debe ser prioridad, puesto que el Estado produce con el tesoro público, más allá de si además se consiguen sponsors o mecenazgo. No se busca el éxito económico, aunque por supuesto hay que ser racional con los recursos, ni la pureza estética que persigue el teatro independiente, sino darle un servicio a la comunidad. Por eso hay que llegar a todas las audiencias.
– Un desafío que todavía ningún circuito logró del todo es acercar el teatro al público más joven. ¿Cuál su plan para lograrlo?
– Como se hace con la lectura, tratando de producir encuentros entre el teatro y los jóvenes. Obviamente no hay que obligar a nadie a leer un libro o ir al teatro, pero hay que contarles cuánto mejor puede ser su vida cuando lo hacen. Lo que estamos haciendo es generar propuestas que sean atractivas también para ellos, como el San Martín en los Barrios, nuestro programa de teatro itinerante, porque es una forma distinta de llegar al espectador. Es cuestión de proponérselo. Los museos tampoco son atractivos para los jóvenes y sin embargo cuando me tocó en algún momento esa tarea, supimos encontrar las formas de convocarlos. Los jóvenes tienen que sentirse atraídos por los lenguajes que se usan, por los contenidos que se presentan y conmoverse de tal forma por lo que ven que le den ganas de integrar eso a su vida. Pero la responsabilidad no está en ellos, sino en los responsables de las instituciones, que tenemos que encontrar esas formas.
Si vos querés ir al San Martín y no tenés plata te vamos a ir a buscar para que puedas ir igual
– El más importante de los teatros que dirige, el San Martín, estuvo cerrado todo este año por una demorada reforma integral y puesta en valor. ¿Qué sueña para él cuando reabra, en marzo del año próximo?
– Afortunadamente ya no tengo que soñar, porque empieza a ser una realidad. Ya tenemos la temporada de 2017 y los lineamientos de la de 2018 preparada. No sólo van a ser temporadas de excelencia sino de diversidad y variedad. Y, por supuesto, va a haber un nivel de productividad infinitamente más alto que el promedio de los últimos años.
– ¿Y cómo serán los precios de las entradas, teniendo en cuenta el tarifazo general y la situación específica que la actividad teatral sufrió este año?
– Súper accesibles. Vamos a ir a buscar a la gente para que vaya. Si vos querés ir al San Martín y no tenés plata te vamos a ir a buscar para que puedas ir igual.
– ¿Cómo?
– Ya lo vamos a ver. Pero las funciones tienen que estar llenas. Insisto en que tenemos que crear nuevos públicos. Tiene que ser un encuentro democrático en serio. Que vaya el que tiene guita, la ama de casa, el joven y el punk. Va a ser muy accesible y va a haber modalidades y formatos para facilitar el acceso de todo el mundo. Es un compromiso.
– Y como funcionario público, ¿qué piensa que debería hacer el gobierno para ayudar a fortalecer la actividad?
– Las campañas que se hicieron me parece que estuvieron bien, me refiero al 2 x 1 en entradas, a La Noche de los Teatros. Después hay muchas otras formas de alentar la concurrencia al teatro, porque cuantas más acciones novedosas haya, más se empuja a ir a ver un espectáculo. De todos modos, como el consumo y la cantidad de público también están determinadas por el salario y la capacidad económica que tienen las personas, no solo depende de las acciones que puedas hacer sino de cómo va la economía en general. En ese sentido, el teatro no es la única actividad que perdió público, porque en general se sale menos.
Los jóvenes tienen que conmoverse de tal forma por lo que ven que le den ganas de integrar eso a su vida
– Hoy más que nunca la política está tomando recursos del teatro, sobre todo en las puestas en escena que arman los dirigentes, como el episodio del colectivo trucho. Además, se toman del campo teatral conceptos como “escenario político” o “actores políticos”. En su doble articulación entre la política y el teatro, ¿cree que esto le quita especificidad a este último terreno?
– No me parece. Pero de todos modos lo invertiría: pienso que hay que volver cada vez más político al teatro. Por supuesto que siempre fue político, y lo es por definición, porque nace en la polis y es parte central de la discusión y la producción simbólica de la sociedad. Pero hay que profundizar eso, que el teatro se vea en la plaza pública, que abarque todos los aspectos de lo político. Que sea un lugar de encuentro, un lugar donde se debatan las distintas percepciones que tiene cada ciudadano, que refleje los problemas de la comunidad. Por otro lado, que la política tome el lenguaje de lo teatral habla de una época en la que los criterios de simulacro definieron estrategias políticas.
En lo personal creo que la política tiene que empezar a preguntarse cosas más serias más allá del color de la corbata del candidato, para encontrar nuevamente representación.
4 COMENTARIOS DE LECTORES
¿QUERÉS COMENTAR?La pesada herencia de la gestión Macri, ya que el San Martín es Municipal.
Justamente a eso se refiere la nota. De ahí las comillas en «pesada herencia».
Vote a este gobierno con la esperanza de que terminen las obras en el San Martín y que le otorguen edificios nuevos a los Conservatorios MANUEL de Falla y Piazzolla… solo fueron reubicados… pero los techos tienen goteras y se inundan los instrumentos… sigo esperando el cambio… recuerden qué hay elecciones! X lo menos hagan algo!
Telerman es un impresentable, él en persona, es una pesada herencia que todavia sigue viviendo de los fondos publicos. Personajes como este no dejan el lugar a que los que verdaderamente aman las profesion del teatro puedan desarrollarse. Toda su carrera es camaleonica, no se hace cargo de nada, una persona sin escrupulos no puede estar al frente de un ente gubernamental.