Facundo Rubiño empezó con esto de las tablas hace ya un tiempo largo en su Córdoba natal. Ya por tierras porteñas, junto a su cómplice de aventuras Diego Corán Oria y el colectivo que armaron bajo el nombre de Random Creativos jugaron a subvertir las reglas del musical. Con obras como La Parka, el musical o Alicia en Frikiland se convirtieron en un producto de culto. Probaron diferentes formas de difusión y hasta de producción colaborativa con el aporte de sus seguidores.
Random Creativos fue algo peculiar en la escena de Buenos Aires por su forma de trabajar, con un grupo de artistas de disciplinas múltiples en un proceso creativo donde cada rama aportaba lo suyo, retroalimentando permanentemente a la totalidad.
Actualmente, Rubiño anda en nuevas búsquedas, explorando nuevos rumbos, redefiniendo y redefiniéndose.
Junto con la entrevista en video, a continuación adjuntamos un texto que Rubiño envío luego del reportaje como para agregar a lo dicho.
«¿Cómo se reformula un género?
Hoy me pregunto como creador cómo se construye y funda el género, cómo es percibido el género y si es posible pensar hoy tal gen como principio puro y no, como una construcción sociocultural, enmarcada en un contexto determinado (político, económico) que dialoga con un pasado que la precede y un futuro que sustituirá y transgredirá la noción primera.
Y aclaro lo de creador, porque analizo y estudio no para explicar o definir, sino para buscar pautas y herramientas desde las cuales de-construir y, a la vez buscar construir, hace existir, crear. El trabajo de análisis literario que analiza el género es, para mí que no soy un teórico ni un analista, algo sobre lo cual partir pero que luego necesito desacralizar. De lo contrario, quedaría asfixiado por la norma, por la preceptiva de cómo una obra debe ser según su género, según su autor, según la poética del momento, etc.
Por eso, me tiro de cabeza a la tentativa de intentar pensar la reformulación del género como un diálogo de confrontación entre el pasado y el futuro, con un pie en el presente. O sea, ser un mutante… Tener tres pies, trabajar en tres planos.
Conocer la herencia, estudiar el mito y el rito (del género en éste caso) Su construcción y sus posibilidades, para luego travestirlo, destronarlo, corromperlo. La pureza no puede ser ya una aspiración. No después del mal que ha dejado entrever dicha aspiración a lo largo de la historia.
A través de mi propio hacer y experiencia resultante del trabajo con mis compañeros de RANDOM CREATIVOS en la creación, realización, producción colectiva de algunas obras a lo largo del tiempo en el marco de un género en particular (el musical) para un público heterogéneo (principalmente jóvenes, pero también niños y adultos) pertenecientes a diversas clases (popular) pienso hoy, que esa reformulación se dio en la misma práctica; un accidente no premeditado pero sí buscado.
Por nuestra total falta de respeto hacia el canon, a veces por ignorancia y otras por impulso, deseo o necesidad de hacer el teatro que deseábamos ver y entrar en conflicto al mezclarnos todos – artista plástico, músico, coreógrafo, actores, director, productores, dramaturgos -… En roles variantes… pero definidos. Ser uno singular en un colectivo. Ir desde ese individuo al universo.
Así, pienso hoy, que una posibilidad sería afirmarse en la indecisión, en la incertidumbre; salir de salir de cárcel que presupone cualquier la identidad de lo que es definido y contradecir o dudar de lo que define. Abandonar la pretensión de unidad; estamos quebrados, fragmentados. No hay una raza pura, una sexualidad univoca, ni el mismo mundo para todos, una realidad en la cual coincidamos… Tenemos versiones, hipótesis, deformidades….
¿Cómo el teatro en éste caso, podría aspirar a la pureza del género? «