
Raúl Perrone (a.k.a. El Perro) es sin lugar a dudas el director argentino de cine independiente por antonomasia. Aunque él mismo rechace este término al que considera, con muy buenas razones, vapuleado. “Ahora cualquier tarado se cree independiente», afirma con la contundencia y falta de corrección política que lo caracterizan. Lo cierto es que realizó más de 30 películas sin recurrir jamás a un crédito del Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), utilizó todos los formatos, desde el VHS a cámaras digitales de fotografía, priorizando siempre el hacer cine a su manera y sin condicionamientos, y si bien sus obras han participado de numerosos festivales internacionales, él jamás viajó a ninguno. Es que detesta la idea de “hacer lobby” y prefiere quedarse en su territorio de Ituzaingó, escenografía recurrente de sus historias, tomando un café con los alumnos del taller que dicta hace ya 12 años y en el cual no se ofrecen títulos o diplomas, sino simplemente la posibilidad de hacer cine.
En su última película, P3ND3J05 (Pendejos), el Perro da un giro sorprendente presentando a sus entrañables ángeles caídos del conurbano bonaerense desde una estética y con una narrativa que remiten a Murnau y Dreyer, dejando de lado los diálogos barriales que lo caracterizaron (de hecho, dejando de lado todo diálogo), y construyendo una alucinógena banda sonora cumbioelectrónica. En síntesis, un exitoso salto al vacío en la experimentación.
Su trayectoria de productividad y libertad creativa plasmada desde el llano nos motivó a conversar con él para conocer más sobre su relación con las tecnologías, vistas como las herramientas que acompañaron, condicionaron y en muchos casos hicieron posible su prolífica obra.
– No pareces ser del tipo que se arrodilla reverente frente a la tecnología
– ¿Viste cuando te vienen con que se compraron la última cámara? A mí personalmente me chupa un huevo eso. La tecnología para mí no pasa por la última cámara, ni el último proyector, ni que le podés cambiar el lente. Mi austeridad ha hecho que no crea en nada. Cuando viene un tipo y me explica todo eso le digo: “flaco, andá y filmá”. Porque si hoy comprás una cámara, a la rapidez que va la tecnología no tendrías que comprarla, porque sabés que el mes que viene sale otra. Me parece que si no sabés usarla la tecnología es un engaña pichanga, una trampa para bobos, en el sentido de lo que es la comercialización del digital. El problema no es la cámara, sino quien la usa, y como la usa. Esos son mis parámetros. Pero viste que hay un boludeo general, siempre están en busca de lo ultimo que salió, y a veces no saben ni como prenderla.
– Tu estética y tu manera de contar se vinculan con formatos que no suelen ser “lo último” desde lo tecnológico. ¿Te has planteado “voy a hacer esto en blanco y negro con textura granulada porque la cámara que tengo da para esto”? ¿O es al revés?
– No, al revés. Hoy en día hacer una película que no tenga una buena concepción estética ya es un problema del tipo que lo hace. En cuanto a los formatos y a lo digital, lo que trato de hacer entender a un montón de gente es que el digital no deja de ser video. Nunca lo entendieron. El digital es una palabra cool, pero estás filmando en video, no seas tarado. Puede ser HD, pero es video.
«Desmitifiqué esta cuestión de que tiene que ir alguien a hacer lobby. Eso es una cuestión que inventaron los que dirigen para poder viajar»Cuando yo arranque con esto empecé trabajando con Super VHS, cosa totalmente obsoleta, y en Super VHS yo estrenaba mis películas. Hice una quijotada, pero ni siquiera me lo propuse. Lo hice porque era la única manera que tenía de poder mostrar lo que hacía. Hoy en día lo que está pasando es que el mundo se ha dado cuenta. Ahora hay una cosa fundamental que es internet, que es una vieja chusma. Nadie puede desconocer nada.
Y mis películas se buscan como pan caliente, estoy en Alemania, se hacen retrospectivas acá, en Londres, recorren el mundo, no tienen subsidios, no pasan por el INCAA ¿Y en que se pasan? En formato DCP (Digital Cinema Pack). Con ese formato Pendejos ya va por el festival treinta y cinco, y pasando por la bienal de Rotterdam, Hamburgo. No voy a dejar de filmar en digital jamás, porque el tiempo me dio la razón y porque hoy filmar en 35 milímetros es una pelotudez gigante. Porque después pasan tu película en digital. Antes era al revés, filmabas en digital y la pasabas a 35, ahora la hacés en 35 y te la pasan a digital.
– ¿A partir de la llegada de internet modificaste la manera de exhibir tus películas?
– No, para nada. Yo siempre lo que hice fue de una manera coherente intentar defender lo que hago y buscar el espacio adecuado para poderlas mostrar. Siempre de una manera que tiene que ver mucho mas con lo artístico que lo comercial. De quince ediciones del BAFICI creo haber estado en dos, aunque se pasaron casi todas mis películas por todas las secciones, apertura, cierre, retrospectiva, especial, maestros, competitiva…en el último estuve con Pendejos. O sea que sabía que ahí tenia la posibilidad de mostrarlas al mundo. Lo que pasa es que después no le daba pelota al mundo que le gustaba, porque soy un colgado, porque hago películas, me mandan mails que no contesto. Entonces tuve que buscar una persona que se encargara de todo eso y ahora esta mas ordenada la cosa, porque hoy te buscan. Pero yo no he viajado a ningún festival. Nunca. Y se han hecho retrospectivas en Chile, Venezuela, México, Perú, España, y nunca he ido. Con Pendejos gané en Cuenca (Ecuador) los 3 premios: mejor director, mejor película y premio de la crítica. En Perú mejor director, tampoco fui. Desmitifiqué esta cuestión de que tiene que ir alguien a hacer lobby. Eso es una cuestión que inventaron los que dirigen para poder viajar. Yo tengo otra concepción del cine. Para mi el cine es hacer películas.
«Si algo no se sostiene en determinado formato, no se va a sostener en nada»
– Siempre priorizaste hacer lo que querías más allá del formato de moda o lo que se usara en ese momento…
– Bueno, escribí un decálogo sobre eso. Si algo no se sostiene en determinado formato, no se va a sostener en nada. Eso pasa cuando uno tiene una idea concreta de lo que quiere. Por ahí cuesta un poco más pero después el tiempo termina dándote la razón. Cuando salieron las cámaras de fotos en el 2006, con una camarita pedorra de 6 megapixel yo hice una película (La navidad de Ofelia y Galván), que dicen por ahí que es el primer largometraje hecho con una cámara de fotos. Tenía una textura que parecía mas Super 8 que otra cosa, y la película recorrió festivales, salió en el BAFICI, y al mes empezaron a salir los caños estos de las Canon 7D.
– ¿Sos de generar una relación con tus cámaras, tus equipos, tus fierros, o los ves como simples herramientas?
– No, la verdad es que soy un desprendido en eso. Los quiero pero no tengo esa cosa. Eso lo tienen los tipos que son técnicos, que empiezan “acá va el lente este”, etc. A mi no me interesa eso, sino hacer películas. Le digo a mis alumnos, “cuanto menos sabés de muchas cosas estás mucho mejor”, porque me parece que te llenás de información que no sirve para una mierda. Filmá, filmá. Cuando uno tiene un oficio ya sabe con que cámara o que lente va a filmar. En cambio estos tipos van a los lugares y filman a ver como filma la cámara…la verdad, yo no creo en nada de todo eso, me parece que es una inseguridad de parte de aquellos que filman. Como ir a ver lugares. Es más simple la vida, es más simple todo.
– ¿Cómo ves las posibilidades que abren las nuevas tecnologías para los realizadores de hoy, en cuanto a costos, calidad, herramientas?
– Bien, por lo pronto creo que que hoy ya sale más caro filmar en digital que en 35. Y la posproducción ni hablar. El otro día recordaba con Luisito Barros (editor de Labios de Churrasco, Peluca y Marisita, y otras películas de Perrone), las noches en Telefé cuando con Tinelli nos dejaban editar hasta la madrugada. Y en aquel momento, 87-88, yo decía “va a llegar un día (esto lo dije siempre por locura personal) en que vamos a editar en nuestras casas”.
«Yo creo que la tecnología superó a la idiotez»El sacrificio que yo hacía…estaba todo el día desde la mañana laburando en el diario, hacía tiempo hasta la 1 de la mañana, me iba a editar hasta las 7, después iba a hacer tiempo a un bar para volver a laburar en el diario. Y pienso, que bárbaro, cuanto amor le metía a todo y que difícil fue para mi todo. Y nunca renegué de eso, pero desde hace 2, 3 años, hago mis películas solo, en mi casa. Pendejos la hice solo, la edito, hago el diseño de sonido, ya no necesito de nadie. Y la hago con 3 tipos, filmo con mi cámara, hacemos sonido juntos. Mirá vos en 10 años como cambió todo, y me terminó dando la razón.
Hoy en día ves a los directores en el mundo y el tipo te dice tomá mi pendrive, o mi disco rígido y mirala. Los programadores ven las películas en streaming en alta calidad y te dicen si o no. Para eso sirve la tecnología. Yo creo que la tecnología superó la idiotez. Lo digo por haberlo sufrido, eso de “mirá a este pibe que hace películas en video, porqué no va al INCAA a pedir un subsidio”. Fijate que en el último BAFICI que estuve habían 450 películas, y te diría que el 80 por ciento eran digitales. Creo que habían 7 películas en 35 milímetros.
– Hay quienes piensan que tantas facilidades para que todo el mundo pueda filmar puede ser contraproducente…
– Es cierto que ahora cualquiera filma, cualquiera edita y cualquiera hace su película. Hay que ver adonde llega. Me parece que hay que tener un cierto profesionalismo antes de hacer las cosas, que nada es fácil, y por eso hay tantas películas que se hacen y no se ven nunca. Todo el mundo hoy filma con celulares, pero me parece que al usar herramientas hay que saber lo que usas, tener un dominio. Hoy en día nadie te limita, la limitación esta en tu cabeza.
– ¿La tecnología avanzó mas rápido que las cabezas?
– Si, y me parece que también pasa eso con la música. Vos escuchas diez bandas sin verle el nombre y son todas iguales. Hay un problema con eso. En las escuelas de cine, doscientos estudiantes ¿Cuántos van a llegar a ser realizadores? Hay que tener mucho talento para llegar, no con que estudies cine…los títulos no sirven para una mierda. Yo les digo a los alumnos de mis talleres “no doy títulos, te doy la posibilidad de que vos filmes. Está en vos”. «La independencia se lleva en la cabeza, no hay otra manera de serlo»Si yo contrato un pibe para que me haga cámara no le voy a pedir el título para ver si esta egresado. Hace cámara, mostrame lo que haces. Yo creo que todas esas pelotudeces forman parte del establishment. ¿Vas a hacer una película con doscientas personas? Yo me muero de un síncope. Doscientos problemas distintos, doscientos tipos que no hablan de cine, doscientos tipos que rompen los huevos, que te pueden parar la película cuando quieren. Yo por eso moriré pobre, pero sumamente rico.
– ¿Tu manera de producir y de manejarte tiene relación con lo que podríamos llamar ser “independiente”?
– Yo tengo un escrito sobre lo que es ser independiente. Es una palabra vapuleada y ya no tiene crédito, ahora cualquier tarado se cree independiente. La independencia se lleva en la cabeza, no hay otra manera de serlo. Ni siquiera tendría que existir. ¿Qué es una película independiente? No importa con cuanto este hecha. Pero acá independencia lo asocian con que no tenés guita. Siempre lo asociaron con que no tenés plata. Eso pasa en todo, también me pasaba cuando exponía mis dibujos. En vez de decir “che, qué laburo» es “che, cuanto sale”. Siempre está la plata de por medio. Lo odio, odio profundamente la guita, la odio. Yo no estoy pendiente de esas cosas, la plata no me quita el sueño porque no la tengo, estoy cómodo. Yo estaba en un diario donde ganaba mucha guita y decidí irme a los 40 años. La gente se muere por la guita loco. Y se van a morir sin guita. No entiendo eso. Yo soy muy feliz que no tengo un sope. No tengo auto, no tengo problemas de ponerle nafta. Prefiero tomarme un remís, que no me hable nadie, pensar un poco…¿Viviré como un cavernícola? Decí que no tengo la barba por el piso (risas). Generar guita es algo que no sabría hacer, ni tampoco a esta altura del partido permito que otro lo haga por mí. No quiero saber nada de números, me marea, me corre del eje.
– ¿Pensaste en subir tus películas a internet?
– Es un proyecto en el cual venimos trabajando. A lo mejor en algún momento, pero me parece que habría que armar un canal. Yo soy un enfermo de la estética, hago los afiches, hago todo. Y cuando se editan mis películas es con una cierta calidad. Tendría que ser una cosa muy pensada, muy bien hecha. Pero supongo que en algún momento ya a llegar eso, un canal donde tener las películas y que se vean en buena calidad.
– ¿Por qué formatos pasaste?
– Por todos. Super 8, lo máximo de fílmico 16, tres películas, Cinco Pal Peso, Zapada y otra que no recuerdo ahora. Por supuesto que posproducidas en digital. Hi-8, Beta, MiniDV, DV Cam, HD, al principio Super VHS, y desde el 2006 para acá, todo con cámara de fotos. Ahora ni siquiera habría que decir cámara de fotos, lo hice con una cámara digital. Se dice cámara de fotos porque saca fotos. Es una Canon 7D alucinante, no solamente el lente que tiene sino la calidad y demás. Pendejos está en 640×480, y ahí no hay posproducción, no está tocada en nada. No tienen contraste, ni luz, ni capas, nada. Le di esa resolución porque está en 4:3. Es un formato que no se usa mas pero me permite una posibilidad de encuadre que me gusta. Me parece que hoy en día 16:9 en celulares, la tele, no encuentro ya belleza en eso. Mis últimas pelis, Las Pibas, Pendejos y la que estoy haciendo ahora están en 4:3. Y resignás calidad, claro. Es una lucha que siempre he tenido, porque después cuando ven la película no pueden entenderlo. Si lo decís antes hay un prejuicio. Me han escrito tipos de festivales grosos como la Bienal, como Hamburgo, como Rotterdam donde no entra cualquier película y después te dicen “¿Cómo está hecha la película esta?”. Con una cámara de fotos. No lo pueden creer. Pero ya no pueden decir nada, porque ya la eligieron. Si se lo decís antes empiezan a ver cosas que no hay. Me acuerdo que una vez vino un programador del BAFiCI a mi casa a ver La navidad de Ofelia y Galván. El tipo estaba enloquecido, parecía Super 8, y me dice “esto…en el BAFICI va a pixelar”. Finalmente se da en el BAFICI, en una función especial, y me dice al oído “che, se vio de puta madre ¿vos cambiaste la copia no?”. Y entonces ¿qué le vas a decir?. “Es la que viste en mi casa: el que cambió fuiste vos. No la película”, le respondí.
– ¿Cómo llegó la elección de usar una cámara de fotos?
– Pasó que me di vuelta como una media. Yo en ese momento estaba filmando con una HDV espectacular. Y un día alguien trajo una Lumix, y la usé. Fui a mi casa, subí los archivos, los vi en la pantalla grande y…no era video. Los colores, la textura. Yo comparaba ese cañón, que inclusive se usaba en la tele y demás, y seguía teniendo reminiscencias de video. Y me sorprendió mucho eso. La primera que hice fue 180 grados, se pasó en el BAFICI y usé siete cámaras de fotos distintas para hacerla, desde la mas pedorra en adelante. Son increíbles las texturas, parece Super 8, una cosa muy rara, muy bella. Yo siempre aclaré que no hago películas experimentales, yo experimento con lo que tengo. Y con cosas que me voy inventando, por ahí le pongo delante una diapositiva, y así…
– En plena revolución tecnológica vos salís con Pendejos, una película que evoca a Murnau ¿Porqué?
– Porque me parece que acá se estaba haciendo todo igual. Espero que no suene pedante, pero me aburrí de ver un montón de películas parecidas a mis películas. Eso de chicos deambulando, de diálogos al pasar, sentados en el cordón de la vereda…yo lo hice, hice muchas películas así…veo que hay una repetición de esa cosa bucólica, todos van a la playa…Yo sabía que quería hacer una película que a mi me gustaría ver. En el fondo soy un pendejo, no tengo la edad que tengo, la edad es inexistente. Lo que tengo es una mente infantil para ciertas cosas, juego, y me divierto en la medida que puedo. Quería hacer algo que no había visto, porque creo que tanto Murnau, como Dreyer, eran realmente visionarios. Yo no puedo creer lo que han hecho esos tipos, el manejo de la luz, encadenados, que me hablan de Lynch. Simplemente eso fue la motivación, no un modelo a seguir, y empecé a jugar con eso. Dudé sobre los carteles, porque sin los carteles se entendía bien. Aunque había cosas muy puntuales y por eso los puse, para algunas informaciones nada mas. Yo a veces no quiero ver mas películas habladas ya, se hablan tantas pelotudeces que no quiero más. No quiero que mis películas hablen más, por ahora, Porque son redundantes, porque lo que dicen no lo creo.
La charla va llegando a su cierre. Fueron dos horas plagadas de definiciones en un bar de Ituzaingó (por supuesto), acompañados por el sonido de una lluvia torrencial. El Perro ya debe partir a su querido taller de cine, y mientras esperamos que lo pasen a buscar le robamos una pregunta más. La del millón::
– ¿Cómo bancás los costos de tus películas?
– Con la ayuda de Dios (risas).
– ¿Lo preferís antes que al INCAA?
– No tengas dudas. El INCAA no tiene dios.
REFERENCIAS
Web oficial de Raúl Perrone: http://www.raulperrone.com/
En Twitter: @raulperrone
Tumblr de Pendejos: http://perronependejos.tumblr.com/
Fotos: Mariano Basso y Mandarina Peralta
Armados y textos: Raúl Perrone
5 COMENTARIOS DE LECTORES
¿QUERÉS COMENTAR?Pingback: Dossier Cultura y Nuevas Tecnologías | Periodismo para artistas, gestores, emprendedores, organizaciones y proyectos culturales 18 Jun, 2014
[…] entiendan y se vinculen con los cambios tecnológicos y sus efectos. Federico Borobio entrevista a Raúl Perrone, un eterno defensor del salir a filmar películas como se pueda y a como de lugar, más allá de […]
Pingback: La Nave de los Sueños y la leyenda de la calle Moreno 24 Sep, 2014
[…] Raúl Perrone: "Hoy en día nadie te limita, la limitación está en tu cabeza" […]
Querido Raul, quiero decirte algo sobre tu afirmación de que hoy en día nadie te limita, que la única limitación esta en tu cabeza.
No se a que cabeza te refieres pero si hablas de la mente , de la psiquis que conozco yo, entonces pues, si es esa tengo entendido que es la que comanda todo el resto y si la limitación esta ahí, entonces pues… estas frito y no es un acto menor. Pensemos por ejemplo en un niño de los tantos que están en retiro pidiendo limosnas en el tren, ¿Usas el tren Raul? Bueno, si lo haces entonces sabes de lo que te estoy hablando…. Esos niños Raul, qué pensaran? Qué tendrán en sus cabezas? La idea de que el único impedimento esta en sus cabezas pero que si quieren pueden hacer algo? Mas allá de nuestras opiniones personales de que seguramente esos niños puedan hacer algo y mucho más, aquí no importa lo que pensemos nosotros sino tratar de entender qué pensarán ellos (basándome en tu afirmación de la cabeza dominante) Importa la realidad, si, ese tácito contrato que firmamos de que las cosas son así. Y en ese contrato que todos entendemos por realidad, es muy difícil correr del poder a las mentalidades dominantes. La cruda realidad es que esos niños (por nombrar algún ejemplo por que podría haber mas casos y diferentes) guiados por su mente construida en un sistema hegemonico, clasista y adultocentrista, se limitarán a hacer lo que supuestamente tienen que hacer, pedir limosnas, algunos quizás tendrán la suerte de cambiar ello gracias al cruce con alguna persona de una mentalidad diferente que lo apoye, pero Raul, sabemos que estas son las pocas excepciones.. Entonces, si tu frase está dirigida a la sociedad en si, la sociedad toda, déjame decirte que se queda un poco , por no decir bastante, corta. Ahora si en vez está dirigida a un grupo reducido de la sociedad en el que pareciera ser supuestamente el cual te manejas de »cineastas independientes del bajo palermo» entonces, no se. Saludos! y que viva el arte y la revolución!
Pingback: #3 - Cultura y Nuevas Tecnologías - Sumario 21 Jul, 2016
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Perrone politicamente incorrecto me encanta. Abrazo grande desde bolívar.