Desmitificando el emprendimiento y la innovación social en los colectivos culturales

¿Por qué desmitificar el emprendimiento y la innovación social? La experiencia ha mostrado en diferentes lugares, y en especial en Latinoamérica a través de colectivos de emprendedores/as de las industrias creativas y culturales, a personas como agentes de cambio que más que moverse por intereses propios o dinero, se mueven por la relación con la comunidad y su sensibilidad para conectar e identificar problemáticas con acentos sociales, ambientales y económicos, donde la colaboración y el desarrollo de redes son los ejes para tomar acción .

La palabra emprendimiento está totalmente mal usada por el sistema, para esconder la falta de preocupación en algunos agujeros que deja el modelo convencional económico y educacional, como la falta de empleo, malos índice de aprendizaje y enseñanza (alumnos y profesores), etc. No quiero profundizar en el tema, pero sí dar cuenta de ello en algunas líneas: hay personas y organizaciones que lucran con estas debilidades, vendiendo seguros de desempleo, programas de MBA, etc. Para romper con el sistema convencional, tenemos que contaminarlo con el virus de la colaboración y tratar de fracturar sus débiles bases.

En varias entrevistas que hemos desarrollado desde tejeRedes en torno a personas y colectivos culturales, hemos dejado claro que los emprendedores sociales son agentes de cambio y que usan unas estructuras de conformación legal, llamadas empresas, para desarrollar sus acciones adaptadas a través de asociaciones, fundaciones, etc.
La palabra emprendimiento está totalmente mal usada por el sistema, para esconder la falta de preocupación en algunos agujeros que deja el modelo convencional económico y educacional

Aquí ya tenemos dos problemas. El primero: estos agentes de cambio aún no están reconocidos por la sociedad y menos por los gobiernos como agentes que enriquecen y fortalecen el estado de bienestar social. Aún creemos que son emprendedores que por falta de empleo buscan alternativas creativas de autoempleo.

El otro problema está relacionado con la estructuras legales: estos emprendedores sociales que son verdaderos agentes al servicio público, solo pueden valerse de estructuras  organizacionales convencionales para desarrollar sus acciones. Siendo estas estructuras las mismas que ocupan empresas tradicionales y las grandes corporaciones en el sistema. Estos agentes de cambio no son agentes que busquen la caridad, en base a pedir subvenciones o ayudas de organizaciones extranjeras.

Los emprendedores sociales necesitan generar acciones que lucren, para reinvertir las ganancias en mejorar los productos y servicios que desarrollan en torno al estado de bienestar y cubrir sus necesidades básicas. ¿De qué estamos hablando? Señoras y señores, público en general, queridos políticos, parlamentarios, empresarios corporativos, etc., tenemos que comunicarles que el mundo está cambiando y con ello viene un cambio profundo por entender el mercado y sus necesidades, las necesidades de los pueblos y de las personas de la calle, donde la base de las relaciones se dan desde el trabajo en red colaborativo.

El emprendedor social usa la empresa como mecanismo para generar con acciones esos cambios en la sociedad. Los códigos que mueven a estas personas y organizaciones son los mismos que, años atrás, un destacado grupo llamado “La Arenera” declaró como paradigmas en retirada y paradigmas emergentes. Como por ejemplo, “la diferencia del otro me alimenta”, en el sistema convencional sería lo contrario, con mi empresa intento matar a la competencia, proteger la información y el mercado.

Las empresas sociales tienen un segundo problema que enunciamos en las líneas anteriores, no tienen una estructura jurídica adaptada y menos impositiva para existir y multiplicarse. Mientras, el Estado se alimenta de impuestos y otras empresas sacan la vuelta contable para pagar menos impuestos. Los emprendedores sociales pagan proporcionalmente los mismos impuestos que las empresas convencionales y a veces más, ya que respetan las reglas del juego contable. Pero por otro lado, llegan a donde el Estado no llega por culpa de sus propias burocracias o falta de recursos (personal, dineros, etc.), y en muchas ocasiones, complementan las acciones sociales del estado y del sector privado, ya que facilitan “conversaciones para la coordinación de las acciones” por sus capacidades de colaboración.

Esta última frase es clave: los emprendedores sociales se coordinan a través del lenguaje y las emociones, es decir trabajan en red y colaboran. Si tomamos como ejemplo lo que pasa en las industrias creativas y culturales, y que es extrapolable a cualquier sector de la economía, estos agentes de cambio desarrollan un proceso muy parecido al de cualquier emprendedor pero con ciertas variaciones para desarrollar sus negocios sociales.
Los emprendedores sociales pagan proporcionalmente los mismos impuestos que las empresas convencionales y a veces más

Tenemos que un emprendedor o grupo de emprendedores sociales  se relacionan con una comunidad y territorio, y dados sus altos grados de sensibilidad en torno al sistema, son capaces de identificar problemas y transformarlos en oportunidades que hacen realidad a través de productos y servicios que nacen de los propios oficios que los emprendedores desarrollan. Por último, la comunidad valida la acción de estos emprendedores consumiendo los productos y servicios, estableciendo una vinculación de retorno con el emprendedor, que antes se había vinculado a la misma comunidad.

¿Dónde están estas/os emprendedoras/es sociales y sus empresas?  Algunos ejemplos:

  • Fundación Quito Eterno. Quito, Ecuador. Interpretación del patrimonio para la conexión de la ciudadanía y su historia.
  • Centro Cultural Graffito. Cali, Colombia. Poesía y arte urbano para procesos de inserción territorial y social.
  • Centro Cultural La Tortuga. Madrid, España. Teatro y arte en general, para la inserción social de inmigrantes en el territorio.

En general desde que existe la cultura digital, cuyas raíces se asocian a una generación que usa internet, pero que muchos defendemos como la era de la colaboración que va más allá de nuestras fronteras territoriales, podemos decir que los procesos de emprendimiento y empresas sociales se han acelerado, ya que como indicamos estos agentes y estructuras no funcionan desde el sistema convencional, sino que están como un terremoto friccionando, agrietando y movilizando a la sociedad a un nuevo sistema. Internet ha resultado clave en este desarrollo, por eso muchos defendemos que internet debería ser un derecho básico como respirar, la salud o ser libres.
¿cuándo el Estado los reconocerá y los integrará en el sistema para complementar sus acciones y darles un marco legal y tributario?
Las/os emprendedoras/es sociales sí tienen que lucrar a través de las empresas sociales, teniendo la posibilidad de reinvertir en innovación social, para desarrollar productos y servicios de punta que buscan mejorar la sociedad, la economía y el medio ambiente. Al ser empresas de puertas abiertas en sus operaciones, clientes, innovaciones, y buscando ser mejores, no les importa que otras empresas les copien como parte de la colaboración, para contribuir al cambio.

Tenemos muchas preguntas, ¿cuándo el Estado los reconocerá y los integrará en el sistema para complementar sus acciones y darles un marco legal y tributario?, ¿cuándo modificaremos el sistema educacional para que emerjan desde edades tempranas estos emprendedores sociales?, ¿cuándo las escuelas de negocio modificarán sus MBA y otros programas para entregar herramientas para un sistema económico distinto? Y por último ¿tendremos financiamiento privado para empujar a estos emprendedores sociales?.

No hay que confundir, las empresas que dicen que son RSE no son empresas sociales. Pero también les podemos decir a las empresas convencionales, que si no se adaptan y movilizan en relación a cambiar el mundo y emerger un nuevo sistema social, económico y ambiental, morirán por no estar en el negocio o porque simplemente apostaron para que el planeta y los seres humanos se degraden a través de forzar el sistema medioambiental, alimentario, de sanidad, etc.

El mensaje es que muchos creemos que sí podemos tener un mundo distinto con estos agentes de cambio que se gestionan en red y colaborativamente en los colectivos culturales.

AUTOR

CRISTIAN FIGUEROA LLAMBIAS. Doctor en Ingeniería Industrial, experto en metodologías y procesos que involucran el desarrollo de redes y comunidades de personas y organizaciones en espacios de cooperación social y económica a través del uso de tecnologías sociales. Realizó trabajos, asesorías, consultorías, cursos y conferencias para instituciones Publicas, multilaterales, del Tercer Sector y empresas.

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