
Los festivales de cine pululan en nuestros días. Hay de todos los tamaños y para todos los gustos. Unos no sobreviven más de 3 años, otros logran con empeño y amor superar la mayoría de edad. Digo amor, un poco de forma romántica, porque varios de estos emprendimientos culturales parten justamente de una entrega obstinada por sacar adelante proyectos sin tener en forma clara si existe o existirá una retribución económica por el esfuerzo. Acá lo que prima es la satisfacción de lograr cada año ofrecerle a la ciudad un cine diferente al que nos tiene acostumbrado, casi a la fuerza, la cartelera de cine porteña.
Los migrantes latinoamericanos han estado a la altura a la hora de trabajar en pro del concepto de interculturalidad en Buenos Aires. Gracias a la gestión independiente de jóvenes emprendedores, se han consolidado y establecido espacios para que el encuentro entre culturas sobrepase con creces los discursos xenofóbicos. Al visibilizar las manifestaciones artísticas propias y ajenas se revelan puntos en común sin desestimar la diferencia, ayudando a construir relaciones equitativas, sinérgicas y de horizontalidad entre los pueblos, siendo el cine una herramienta idónea para esta tarea.
En los últimos años han surgido festivales de cine que nacen de la necesidad de invitar a los argentinos a conocer más sobre la cultura de sus vecinos latinoamericanos, así como de brindarle a los migrantes la posibilidad de mantenerse en contacto con la actualidad cinematográfica de sus diferentes países. De hecho, la tercera edición del Festival de Cine Venezolano (FECIVE) contó este año con un lema ingenioso y vital que podría haber servido para cualquiera de los otros festivales de los que se habla en esta nota: #Vamosaconocernos.





Venezuela y Colombia
La intención de gestar espacios de intercambio, en un encuentro mediado por el poder del audiovisual, es un objetivo que resulta un común denominador para estos emprendimientos. En esto el FECIVE y el Festival de Cine Colombiano, que se consolida este 2018 como tal después de haber nacido como Muestra de cine son, sin duda, los que involucran al mayor número de migrantes en su convocatoria. Según datos del diario La Nación, en 2001 apenas unos 2638 colombianos vivían en el país. En los últimos siete años la Dirección Nacional de Migraciones otorgó 106.362 radicaciones a personas de esa nacionalidad. Por su lado, la creciente comunidad venezolana no para de aumentar desde la llegada de Macri al poder. Según Infobae, en 2012 se habían otorgado 1.900 residencias, mientras que en el 2017 se superaron las 31.000 radicaciones de venezolanos; es decir, más del 1.600% de incremento de este flujo migratorio. Así, estos festivales no solo cumplen con mostrar lo más selecto de las cinematografías de sus países al público argentino, sino que convocan a una población migrante ansiosa por luchar contra el desarraigo, mientras se abre un espacio para fortalecer la interculturalidad que tanto caracteriza a una ciudad como Buenos Aires.
Los migrantes latinoamericanos han estado a la altura a la hora de trabajar en pro del concepto de interculturalidad en Buenos Aires.
Gastón Goldmann, director del FECIVE, comenta que su intención al crear el festival fue principalmente continuar en conexión con la producción cinematográfica venezolana y visibilizarla como una marca país. Es decir, posicionar a esta cinematografía como una marca que muestre y promueva lo mejor de Venezuela. Más allá de la idea de ofrecer la mejor cara de Venezuela, se trata de conectar a argentinos con venezolanos. Esta premisa fue un eje transversal a la hora de estructurar el festival este año y se vio en la imagen gráfica del FECIVE 2018, en su hashtag #vamosaconocernos y en los invitados a las diferentes charlas que se brindaron, ya que se buscó que no fueran solamente venezolanos quienes tuvieran la palabra, sino que también estuvieran presentes sus pares argentinos y de otras latitudes a la hora de compartir la mesa.
El FECIVE no cuenta con apoyo institucional. Como muchos otros festivales se nutre de patrocinantes de bienes y servicios, en donde lo que prima es el canje. Sin embargo, Gastón se enorgullece de señalar que es un festival que se logra gracias a los voluntarios. Una tropa de jóvenes profesionales a quienes se les inculca verdadero optimismo y amor por lo que hacen y quienes encuentran en el FECIVE a una familia con la que no sólo comparten durante el festival, sino que logran crear verdaderos lazos humanos.
Para conocer el festival FECIVE: http://www.fecive.com/
Por su parte, el Festival de cine colombiano nace, como le agrada comentar a Mónica Castellanos, codirectora del mismo, como un proyecto etílico. Es decir, en una reunión de amigos en las que se comparte una birra y se prometen que van a cambiar el mundo y hacer lo que quieren, pero a diferencia de todos los proyectos etílicos que se quedan en palabras cada noche, este se materializó con empeño y determinación al organizar los dos primeros ciclos de cine colombiano en la ciudad de Buenos Aires en el año 2017 en el Cultural San Martín y La Manzana de las Luces. Cuenta la productora del festival, Lara Proelss, que la inversión para esos dos ciclos de cine era casi nula. Sin embargo, había mucha inversión a nivel humano, porque mucha gente donó su tiempo y sus habilidades para poder llevar a cabo dicho proyecto. Toda la participación a nivel humano y los insumos fueron donados.
Gracias a la gestión independiente de jóvenes emprendedores, se han consolidado y establecido espacios para que el encuentro entre culturas sobrepase con creces los discursos xenofóbicos
Apadrinados por la gente de Cine Fértil, que hacen las veces de coproductores del festival, y con un apoyo fuerte por parte de la Embajada de Colombia que se ha manifestado a nivel económico, ofreciendo contactos a la hora de facilitar gestiones y ayudando en difusión y comunicación, sobre todo dentro de la comunidad colombiana en Buenos Aires, este año estos amigos colombianos que confiaron en sus sueños lograron concretar un emprendimiento que promete rápidamente acomodarse en la agenda cinematográfica de la capital argentina. Uno de los puntos álgidos del festival es el primer Foro de Coproducción cinematográfica ARCO, en el que se busca impulsar el desarrollo de proyectos cinematográficos entre Argentina y Colombia y fortalecer las redes de coproducción y distribución intrarregionales.
Para conocer el festival: http://www.festivalcinecolombiano.com/
Ecuador y Panamá
Por otro lado, sin una migración desbordante como la de Venezuela y Colombia, pero con representantes empeñadas en dar a conocer la cultura de sus países, la Muestra de Cine Buenos Aires para Panamá y Cordillera Festival de Cine Ecuatoriano en Argentina, liderados por Karla Quintero y Mónica Rodríguez respectivamente, son emprendimientos que nacen de la idea de presentarle a los argentinos cinematografías que prácticamente ignoran debido a la falta de divulgación y publicidad para con las mismas. Karla Quintero comenta al respecto que «si bien me encanta que los panameños vayan a ver su cine en Buenos Aires, el público objetivo desde la concepción del proyecto fue en primer lugar el argentino. Quiero dar a conocer al país, sus historias y personajes».
Al igual que Mónica Castellanos y Gastón Goldmann, al llegar a Buenos Aires Karla se encontró con una efervescencia cultural impactante, pero con una falencia clara en la difusión y exhibición del cine de su país. En 2010 inició un postgrado en Administración y Gestión Cultural en la UNA, en la cual le pidieron elegir una propuesta de proyecto cultural que fuera realizable para desarrollar en papel en el transcurso de los seminarios. Así comenzó a diseñar a Buenos Aires para Panamá, Muestra de Cine Panameño en Buenos Aires.
Ahora viene trabajando con constancia y paciencia en esta iniciativa que este año llega a su quinta edición y se enorgullece en señalar que este año han recibido una invitación de la Secretaría de Turismo y Cultura del Estado de Veracruz, México, pues les ofrecieron presentar una selección de películas afropanameñas del 15 al 17 de agosto durante el Festival Afrocaribeño que este año tendrá a Panamá como país invitado. Estas invitaciones son el resultado de un trabajo incansable hecho con esmero y gestionado 100% de forma independiente por su creadora. La Embajada de Panamá ha apoyado al evento en tres ocasiones ofreciendo el brindis inaugural y difusión de prensa, anunciando este año su interés en ofrecer más apoyo para la 5ta edición, a celebrarse en noviembre.
El año pasado Buenos Aires para Panamá logró llevarse a cabo gracias a una campaña de recaudación hecha desde Panamá por Karla Quintero, quien gracias a las plataformas de crowdfunding logró conseguir 3,725 dólares, con lo cual cubrió los gastos administrativos y contrató un pequeño equipo humano en Buenos Aires al cual le pagó una suma simbólica por primera vez y les dio un seguro.
Puedes ver la campaña, acá: https://www.costea.me/es/projects/BuenosAiresParaPanama
Por su parte, Mónica Rodríguez, directora general de Cordillera Festival de Cine Ecuatoriano en Argentina, explica que su mayor desafío es la descentralización de la cultura. En un acto de resistencia hacia la centralización de los espacios de divulgación cultural, el festival ha logrado presentarse en sedes con salas de cine convencional y diversos espacios como centros culturales, universidades en la Ciudad de Buenos Aires, centros de producción audiovisual y foto experimentación. Su mayor logro es haber llegado al conurbano bonaerense teniendo presencia en Bernal, Quilmes, Berazategui, 3 de febrero y este año con la intención de estar presente en otra provincia.
Este es un proyecto gestado 100% de forma independiente por productores que accionan, aman el arte y confían en la cultura. Cuenta con apoyo de la embajada en cuanto a la difusión y el siempre necesario apoyo institucional. Comenta Mónica que «es importante recalcar que las instituciones gubernamentales y las embajadas puedan tomar más acciones en el campo cultural, generando fondos para la cultura y otras estrategias». Su apunte es amplio y general, pues es un señalamiento dirigido a todas las entidades gubernamentales, ya que es un deber del Estado velar por la cultura y brindarle a los ciudadanos la oportunidad de acceder a esta.
Al igual que los demás directores de festivales enfocados al cine de la región, para Mónica la semilla del proyecto se encuentra en la experiencia de migrar. En el encuentro con el otro ampliamos nuestros horizontes y descubrimos múltiples mundos. Por eso al darse cuenta del desconocimiento de la cultura ecuatoriana, no solamente en Argentina, sino en Suramérica, se esmeró por ser una embajadora cultural de su país materializando junto con otros gestores, artistas, amigos y voluntarios un equipo profesional y la plataforma perfecta para brindar visibilidad a la cultura ecuatoriana.
Durante el FECIVE de este año los directores de festivales latinoamericanos tuvieron la oportunidad de contar sus experiencias y fue Mónica Rodríguez quien condensó con atino la finalidad y el objetivo a largo plazo de estos emprendimientos: todos estos proyectos buscan unir a la región, porque todos tenemos la necesidad de reconocer la producción y los esfuerzos que se hacen en cada país. Sin duda alguna una conclusión acertada en un mundo que exige nos reconozcamos como hermanos, siendo el primer paso reconocer a nuestros vecinos con quienes compartimos más cosas de las que nos podrían llegar a separar.
Para conocer el festival Cordillera: http://www.festivalcordillera.com/
estos festivales no solo cumplen con mostrar lo más selecto de las cinematografías de sus países al público argentino, sino que convocan a una población migrante ansiosa por luchar contra el desarraigo
Charla: Festivales de cine en Buenos Aires en el marco del Festival de cine venezolano 2018. Participaron: Monica Castellanos, Gastón Goldmann, Monica Rodriguez y Juan Pablo Franky.