Lucrecia Cardoso: panorama de la industria cinematográfica argentina

“Nos tocó un momento muy importante, atravesado por los cambios tecnológicos en la producción, la exhibición y la distribución. Hay que pensar en todo esto mientras está sucediendo, y ahí radica el desafío”, sostiene María Lucrecia Cardoso, presidenta del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el organismo desde el cual se diseñan e implementan distintas políticas de fomento audiovisual, que la funcionaria repasa en la siguiente entrevista exclusiva.

-Es una etapa de grandes políticas públicas orientadas a lo audiovisual. Desde el reordenamiento que va a significar la aplicación al cien por ciento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en lo que tiene que ver con inversión en la producción cinematográfica,  a partir de las cuotas de pantalla para la producción local independiente,  y de las cuotas de estreno de cine argentino de determinados canales. Todo eso generará una nueva realidad a partir de la implementación de la Televisión Digital Abierta (TDA) por parte del Estado Nacional. No solamente el desarrollo físico de esa televisión digital, sino el fomento a la producción de contenidos para la TDA, que además acompaña a la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, con las cuotas de producción nacional independiente que implica la ley. Esto cambió el universo, digamos que federalizó la producción. Hoy hay una variada producción en todas las regiones del país, desde animación, documental y ficción, hasta contenidos multiplataforma. Hay mucho por hacer todavía, estamos al inicio de un camino que está signado por el cambio tecnológico, por las nuevas políticas de fomento al  audiovisual. También estamos acompañando la digitalización de la exhibición cinematográfica. Así como en la televisión digital ocurre la reconversión de lo analógico a lo digital, también está sucediendo en las salas cinematográficas.

-¿Cómo se diseñan las políticas públicas de ese nuevo mapa audiovisual?

-Se trata de una articulación interinstitucional, no solo está el INCAA. El INCAA forma parte del Consejo Asesor para la Televisión Digital Abierta, que nuclea a todos los organismos que tienen competencia sobre el universo de la comunicación audiovisual. Ya sea la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) desde el cumplimiento de la Ley de Medios, hasta el Ministerio de Planificación Federal, que lleva adelante la Televisión Digital Abierta y  por lo tanto destina fondos para la promoción y el fomento de contenidos para esta televisión. Eso significó un cambio en el universo de quién producía la televisión hasta ahora y quién pasa a producirla, de cómo se concentraba la producción y la pantalla. El 90 por ciento de la producción de ficción estaba en el área metropolitana, la hacían cinco productoras de tres empresas. Hoy la pantalla está cambiando gradualmente. Y la producción de contenidos creció en cantidad y variedad. Nosotros también acompañamos la producción de esos contenidos (animación, documentales, contenidos multiplataforma, pero también magazines, programas infantiles, series) en el marco de lo que establece la Ley de Medios, y de los fondos que destina el Estado Nacional, a través del INCAA, para la promoción de contenidos. Eso a su vez nos llevó a apoyar también la distribución internacional de nuestros contenidos, y llevarlos a mercados importantes, como el Mipcom, en Francia, donde participaron numerosas producciones impulsadas por el Estado Nacional y realizadas por productores locales de todo el país.

-¿Ese material se programa en los canales públicos y privados?

-Sí, por convenio, la AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual) autorizó a cubrir parte de la cuota de pantalla con los contenidos del Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA), que se producen en el país y se programan en canales públicos y privados de todo el interior del país. Algunos contenidos se estrenan también en los canales del área metropolitana. Cuando se emiten en los canales privados del área metropolitana, se hace a cambio del 50% de la pauta publicitaria durante la emisión. Lo que se busca ahí es ampliar las temáticas de lo que hoy la televisión comercial elige por sí misma,  apostando, por ejemplo, a contenidos históricos de mayor presupuesto.

-Buena parte de esa producción es generada por el sector cinematográfico.

-La producción independiente ya existía en el cine por la Ley de Cine y el Fondo de Fomento creado por la ley. Entonces, gran parte de esa producción hoy la está haciendo el sector cinematográfico también, lo cual define -o se pregunta- sobre un lenguaje nuevo, que no es la televisión comercial como la conocemos, y tampoco es el lenguaje cinematográfico. Eso también supone un cambio importante en la producción audiovisual.

-¿Ese proceso de cambio implica también nuevas formas para el fomento cinematográfico?

-En lo cinematográfico, acompañamos como siempre, desde la Ley de Cine, el fomento a la producción. También la digitalización de la exhibición. Y lógicamente, el salto tecnológico en la distribución nos lleva a pensar que son necesarios cambios en la relación de esta distribución y de la cuota de pantalla. Y en eso estamos trabajando en conjunto con la exhibición y los distribuidores. No solamente en resguardo de lo que es la producción nacional, sino también en la producción de la diversidad cultural que no ofrece la pantalla comercial espontáneamente. A su vez, trabajamos en la actualización de la cuota de pantalla, en función de pensar porcentajes por la cuota de pantalla, pero también por región, pensando en el país en su conjunto. A todo esto hay que sumar el crecimiento en el caudal de espectadores que se viene dando año a año. Ya en 2013, con más de 47 millones de entradas vendidas -contra 34-35 millones en 2002/2003-, fuimos al 2014 -Mundial de Fútbol mediante, con seis semanas de gente fuera de los cines- con 45 millones de entradas vendidas. O sea, se sostuvo y creció parcialmente el total de entradas vendidas. Y los números de este año marcan más crecimiento. Cerramos junio con números que no teníamos desde 1986, en cuanto al crecimiento de la venta de entradas. Y esto coincidió además con la venta de entradas para el cine nacional.

-¿Se refiere al porcentaje de espectadores logrado por el cine argentino?

-Sí. De una media del 10-11 por ciento, de acuerdo a que un año hubiera una película muy grande, saltamos al 15 por ciento en 2013, con siete millones cuatrocientas mil  entradas vendidas para el cine nacional. Y en 2014 subimos del 15 al 18 por ciento. Es un número que no tiene ningún país en la región. El año pasado, además de la contundente convocatoria de “Relatos Salvajes” (que tuvo 3.400.000 espectadores y después de la nominación al Oscar llegó a 4 millones), tuvimos diez películas arriba de los cien mil espectadores. O sea,  diez películas de las 59 que se estrenaron acreditando cuota de pantalla, películas más industriales. Pero además hay gran cantidad de documentales. Ahí vemos otro cambio, que tiene que ver con la diversidad de lenguajes que hoy está produciendo el cine nacional (comedia, drama, género), y que encuentra un público. Lo vimos recientemente, que tuvimos cuatro películas nacionales entre las diez más vistas (“Abzurdah”, con temática adolescente; “Sin hijos”, una comedia romántica; “Locos sueltos en el zoológico”, una propuesta para las vacaciones de invierno; y “La patota”, un drama). O lo que ocurre con «El clan», la película de Pablo Trapero que fue record de espectadores el último fin de semana largo, con casi 670.000 espectadores. Y es récord histórico de taquilla para el cine nacional. En sus primeros cuatro días de exhibición, fue vista por 504.419 espectadores en 267 pantallas, superando así a “Relatos salvajes”, de Damián Szifrón, y a “Metegol”, de Juan José Campanella.

-¿A qué factores atribuye usted el incremento de espectadores?

-Creo que es el resultado del crecimiento de la industria audiovisual, con directores y productores que sin resignar lo autoral y lo artístico, piensan el producto en función de los espectadores. Y desde luego, la recuperación económica, que permite invertir en consumos culturales.

-El circuito Espacios INCAA, donde exhiben producciones cinematográficas argentinas, incluidas las de estreno comercial y paso digital, ¿con cuántas salas cuenta hoy?

-Son 73 salas, de las cuales estamos haciendo la etapa de digitalización de las primeras 50. A través de este programa, en conjunto con organismos municipales, provinciales y del tercer sector, se inauguran o reabren salas cinematográficas que están en condiciones de funcionar. Se brinda también asesoramiento técnico y según el caso, equipamiento de imagen o sonido. Además, claro, de programarse allí toda la producción cinematográfica nacional que se va estrenando semanalmente. Ahí también observamos mayor participación de público. El año pasado en Espacios INCAA hubo setecientos mil espectadores (de un total de alrededor de ocho millones que tuvimos en 2014). Y este año esa cifra está creciendo, por la digitalización y la apertura de nuevas salas.

-La desaparición del fílmico está originando modificaciones a nivel mundial en la exhibición cinematográfica. Y esto a su vez implica que las salas tengan que adaptarse a las nuevas tecnologías, para no cerrar. En tal sentido, además de los Espacios INCAA, ¿qué otros aspectos contempla el plan de digitalización de salas?

-Fundamentalmente, se busca impulsar instrumentos de fomento que contribuyan a facilitar la digitalización de las salas cinematográficas, que además, es más amplia que los Espacios INCAA.  Es un conjunto de políticas que cuenta con un programa que es la coordinación de la digitalización para todos los andariveles de la exhibición. Son créditos blandos a través del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), del Banco Nación y de los bancos públicos, para garantizar que los exhibidores nacionales cuenten con el respaldo para presentarse a un crédito de esta envergadura, con la bonificación de la tasa del crédito por parte del Instituto en los casos que sea exhibidor nacional de una sola pantalla, hasta los exhibidores más grandes, con los que acompañamos la toma de créditos para la reconversión tecnológica.

-En el caso de los Espacios INCAA, ¿la digitalización ya posibilita estrenos en forma simultánea en distintos puntos del país?

– La digitalización favoreció eso, ya que la distribución de copias fílmicas era terrible. A futuro también ayuda en lo referido a la trasmisión del cine digital, porque está la posibilidad de equipar esas salas con antenas que reciban las películas por vías satelitales, para que la película viaje ya sea por banda ancha o por trasmisión satelital.  Eso es una realidad que va a pasar, lo que va a permitir la trasmisión en simultáneo sin costo para el productor, y que además acompaña la idea de la cuota de pantalla por región. Otra cuestión tiene que ver con la posibilidad de programar en sintonía con la región donde está la sala. En realidad, se programa por región, pero también hay algunas películas muy esperadas por el público, que se programan simultáneamente en muchas salas. Por otro lado, esas salas pueden programar otros contenidos, la idea no es que sean excluyentes. Y el Gaumont, que es propiedad del INCAA, tiene por vocación ofrecer todo el contenido de producción nacional, pero también programamos títulos latinoamericanos, y en menor medida, ciclos europeos y asiáticos.

-¿En qué instancia está el proyecto de creación de un sistema de streaming de cine argentino?

-La idea es poder generar una nueva pantalla para el cine nacional. Acercar esa producción al público a través de una nueva pantalla que ofrece la convergencia digital.  Esto es un video a demanda de cine nacional. Y también se trata de un trabajo en articulación con Arsat, que desarrolla la plataforma técnicamente,  y el INCAA, que ordena los derechos. A su vez logramos, a través del apoyo del Ministerio de Planificación, los fondos para comprar esos derechos; también la posibilidad de restaurar y remasterizar esas películas para poder verlas en la mejor calidad disponible. Ahora estamos trabajando en el ordenamiento de los derechos del cine nacional, el soporte en el que están las películas y sus condiciones.

-Con vistas al futuro, ¿cuáles son los cambios que se avecinan?

-Hay un montón de preguntas relativas a la circulación, a la distribución, a la convergencia digital, a nuevas pantallas que aparecen gracias a la conversión digital, a cómo potenciamos la producción nacional en esas pantallas. Y también cómo logramos producciones cada vez más industriales, que no solo se apoyen en el mercado interno, sino que logren oportunidades de mercado cada vez más importantes. Nosotros hacemos una cuenta de los últimos cinco años de películas argentinas que tuvieron apoyo del INCAA, y el 50 por ciento fueron parte de una coproducción, con más de 25 países. Esto habla de un modelo de producción cada vez más ambicioso, que piensa en el mercado interno, en el público nacional, y que piensa en viajar. No hablo de viajar a los festivales, sino de la venta de los contenidos, de las entradas, de los formatos, de exhibición. El panorama es muy estimulante.

AUTOR

JULIA MONTESORO. Periodista de espectáculos, especializada en cine argentino, es colaboradora permanente del diario La Nación. Egresada de la carrera de Periodismo y Comunicación Social (Universidad Nacional de La Plata), con Posgrado en Industrias culturales (UNTREF), y capacitación en Diseño y Gestión de Emprendimientos Culturales (Recursos Culturales). Es coautora de la sección dedicada al cine argentino del Diccionario del Cine Iberoamericano, editado por la Sociedad General de Autores de España. Fue docente en TEA y jurado en distintas ediciones del festival de cortos de niños y jóvenes Hacelo corto, entre otras muestras. Trabajó en diversos medios (El Día, Diario Popular, La Razón, Caras, entre otros), y se desempeñó como columnista de cine en Radio del Plata, AM590 Continental, y AM950 Belgrano, entre otras emisoras. Es asesora en comunicación de proyectos audiovisuales. Web: GPS Audiovisual.

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