Miriam Priotti, de Fundación PH15. La transformación como misión y pregunta

Ph15 surge en el año 2000, motivado por el deseo de un grupo de adolescentes y jóvenes de Ciudad Oculta que querían aprender fotografía y no podían hacerlo por falta de recursos. Esos jóvenes y algunos más fueron los protagonistas de un primer taller que luego se transformó en un conjunto de talleres, que pasaron a conformar más tarde una organización social.

I. Comienzo mi mañana yendo al banco a revisar los saldos de la cuenta corriente. Tengo la chance de girar en descubierto esperando que ingresen los pagos que me adeudan desde hace más de cinco meses, pero no es una opción válida porque eso generaría intereses que no puedo afrontar ya que los fondos de los que dispongo tienen un destino asignado, y ese destino es muy superador a afrontar caprichos bancarios.

De ahí corro a una ventanilla de pago para lograr que no me corten al día siguiente la luz de nuestro lugar de trabajo, pero tengo que hacerlo muy rápido porque en 20 minutos me esperan en un ministerio para pensar un proyecto que integrará a 750 personas de todo el país a las nuevas tecnologías. Pero mientras pienso ese proyecto tan maravilloso, estoy pendiente de que lleguen a tiempo las firmas que permitirán dar continuidad a las actividades en otro barrio.

Bienvenidos, así transcurren los días si uno trabaja gestionando una organización social cultural. O por lo menos así transcurren los míos.

Trabajo en Fundación ph15 desde 2002 primero como tallerista, luego como coordinadora de programas, y desde el año 2007 como una de sus directoras. Y mis comienzos en esta organización fueron mucho más poéticos: Era un día muy frío de invierno. Me habían invitado a una exposición de arte en un lugar bastante inhóspito, en el medio de un parque que seguramente estaría mojado por la lluvia del día anterior. Había muchos motivos para no ir: el frío, los pies mojados, el colectivo que tardaría en llegar, la noche invernal. Pero fui. Después de atravesar el parque y encontrar el espacio donde estaba la muestra, algo increíble sucedió en mi cuando vi estas fotos. Será que quedé desencajada al intentar entender qué me querían decir estos fotógrafos, que tuve que detenerme más de un minuto para encontrar el punto de vista, tan diferente al que habitualmente veía. Árboles monstruosos, perros voladores, niños conduciendo. O el silencio. Todas estas fotos habían sido sacadas por niños, pequeños, solos, que en el momento de tomarlas buscaban contarnos historias de ellos mismos, de lo que pensaban, de lo que les pasaba. En ese mismo momento decidí que yo tenía que hacer que muchas más personas pudieran acercarse al arte y entenderlo como una forma de pensar sus vidas. Y así fue que comencé a trabajar en Fundación ph15.
Desde el principio, y hasta ahora, nos ha guiado la misma visión: nuestra tarea en ph15 apunta a que la sociedad se apropie del arte como un instrumento para el cambio social. En este sentido, consideramos que la expresión artística, en particular la fotografía, es un recurso fundamental para lograr nuestro objetivo. Las actividades que desarrollamos ofrecen un espacio de socialización de la experiencia estética a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Por eso, a la vez que brindamos la herramienta concreta -la cámara fotográfica-, promovemos un modo distinto de comprender y realizar la práctica artística.

II. Ph15 surge en el año 2000, motivado por el deseo de un grupo de adolescentes y jóvenes de Ciudad Oculta que querían aprender fotografía y no podían hacerlo por falta de recursos. Esos jóvenes y algunos más fueron los protagonistas de un primer taller que luego se transformaron en un conjunto de talleres, que pasaron a conformar más tarde una organización social.
Contar el origen de ph15 nos resulta siempre fundamental, porque es un momento que siempre configura una referencia en nuestra historia organizacional: ph15 dicta talleres en espacios donde es convocada para realizarlo. Creemos que la motivación inicial, el primer interés hacia una propuesta, en este caso artística, debe surgir de la propia comunidad.
En tal sentido trabajamos en el desarrollo de nuestro Manual de Metodología. En el año 2011 todo nuestro equipo de trabajo dedicó gran parte su tiempo a elaborar un Manual que fue pensado como un instrumento de difusión y socialización de la práctica desarrollada en diversas comunidades.
La decisión de sistematizar el modo de trabajo y los objetivos de los talleres ofrecidos por ph15 se debe fundamentalmente a dos cuestiones: primero, la propia necesidad de reflexionar sobre la propuesta y la metodología de la Fundación y materializarla en un documento; segundo, las frecuentes demandas de instituciones o personas que se contactan con ph15, como una organización referente, al momento de emprender acciones basadas en la utilización del arte como un instrumento de cambio social.
Es este Manual lo que nos permite acercarnos a uno de nuestros objetivos fundamentales: la democratización del acceso al arte.

III.
Nuestro lema de trabajo en los últimos años ha sido “ver lo bueno donde todos ven lo malo”. Desde el inicio ph15 desarrolla su trabajo en comunidades frecuentemente esgimatizadas y señaladas como el origen de todos los males. Así lo viven muchos de los habitantes de estos barrios, invisibilizados tras el manto de sospecha que envuelve todo desde afuera.
Tal como lo manifestó Natalia, una participante de los talleres: “Para mi la fotografía es una forma de expresar todo lo que vivo en el barrio, en mi casa y en mi vida. Es una gran ayuda para mostrar lo que hacemos, lo que vemos, como vivimos y lo que somos en una villa.”

IV.
Dentro de mis funciones como miembro de ph15, una de las tareas más habituales que realizo es el desarrollo de proyectos. Estos proyectos juegan un rol muy importante porque, por un lado, son formalidades requeridas a la hora de buscar los recursos necesarios para dar continuidad a las actividades pero, sobre todo, porque son los que permiten fijar y/o repautar metas de acuerdo a los contextos y necesidades específicas de la Fundación en cada momento, sin perder de vista el proceso que a mediano y largo plazo estamos encarando. Es así que la realización de proyectos, la búsqueda de recursos para concretarlos y la navegación a través de los mecanismos burocráticos institucionales, se vuelven por momentos las actividades principales (en el sentido del tiempo y la atención que requieren), haciendo que se pierda el foco de aquella actividad artística que nos motivó en el inicio.
Inmersa en el intenso trabajo cotidiano que demanda la organización, muchas veces me surgen ciertas dudas: ¿Soy fotógrafa? ¿Soy gestora? ¿Soy buscadora de fondos? ¿Soy curadora? ¿Soy docente? ¿Cuál es mi identidad como artista?
Estas son algunas de las preguntas que me llevan a reflexionar sobre las diversas funciones que desempeñamos en este ámbito y que, a su vez, generan incertidumbres, en tanto son cuestiones que ponen en crisis los modos preestablecidos de definir el arte y el rol del artista en nuestra sociedad.
Y no es esta una reflexión novedosa. En este punto me resulta interesante (y obligatoria) la lectura del texto de Marcelo Expósito “Entrar y salir de la institución: autovalorización y montaje en el arte contemporáneo. Y creo que es él quien se acerca a un despeje sobre este punto: “Producir redes y flujos que no respetan demarcaciones previas y constituyen a cambio sus formas propias de esfera pública —un concepto que seguramente comienza a quedársenos algo estático— es con seguridad una de las invenciones más importantes de la creatividad política de este nuevo ciclo.”

V.
Escribir este breve texto fue un gran ejercicio. Es incompleto, y deja más preguntas abiertas que conclusiones. De todos modos pienso que ahí está la clave de nuestro trabajo: visibilizar, poner sobre la mesa, y favorecer la reflexión.
Porque tal como nos dice Brian Holmes en su Manifiesto Afectivista: Lo que hoy en día buscamos en el arte es una manera diferente de vivir, una oportunidad fresca de coexistencia.

AUTOR

MIRIAM PRIOTTI. Fotógrafa y gestora cultural. Desde el año 2007 dirige junto a Moira Rubio la Fundación ph15, ONG que considera el arte como un valioso recurso que permite al ser humano desplegar su esencia y desarrollar sus capacidades creadoras, incluso en una realidad adversa u hostil, y como una práctica generadora de procesos transformadores, tanto individuales como colectivos.

2 COMENTARIOS DE LECTORES

¿QUERÉS COMENTAR?
  1. vivi on 7 julio, 2015

    hola, me gustaria contactarme con Miriam. soy escritora y estoy organizando el espacio Arte Transformador . abrazo!

Deja un comentario