
En el año 2009, el Licenciado Isse Moyano lanzó la inquietud de una ley nacional de danza, inquietud que encontró eco en un numeroso grupo de bailarines, coreógrafos y maestros de danza de todo el país ante la acuciante situación de la danza independiente.
Concretamente, la ausencia de políticas, marco regulatorio y presupuesto para la actividad condiciona la posibilidad de existencia y desarrollo de múltiples expresiones de la danza, que queda casi reducida a aquella modalidad que la captura para formato de televisión, vaciándola de su esencia, no sólo como arte presencial, sino de cualquier contenido que exceda el mero entretenimiento (Proyecto de Ley Nacional de Danza, S. 1436, 2014, Fundamentos).
No es lo mismo la producción en danza y otras artes escénicas que en las industrias culturales. La danza posee particularidades que hacen que requiera de medidas específicas para el fortalecimiento de su producción, diversidad en la oferta-demanda y distribución. El Estado ha entendido su rol en relación al fomento del cine nacional, la música y el teatro. Prueba de ello son los Institutos nacionales de Cine, Música y Teatro respectivamente. Sin embargo la danza, expresión que se caracteriza por su fragilidad y evanescencia no cuenta con políticas ni instituciones que se ocupen de su desarrollo.
Frente a este desolador panorama surge hace unos años el Movimiento por la Ley Nacional de Danza. El Movimiento por la Ley es el colectivo federal de la sociedad civil que nuclea las acciones que se vienen desarrollando en todo el país en pos de la sanción del proyecto de Ley Nacional de Danza. Se trata de una instancia superadora del “Grupo independiente por la Ley Nacional de Danza”, equipo de trabajo constituido por las redactoras del proyecto de ley (Mariela Ruggeri, Eugenia Schvartzman y María Noel Sbodio) durante la primera etapa del proceso.
La etapa de redacción del proyecto culminó en el año 2012, con su presentación en el Congreso como proyecto de particulares, es decir, como proyecto de la ‘comunidad de la danza’ (y no de un partido político). Se trató de un hito fundacional pese a que perdió estado parlamentario al culminar el período legislativo 2013.
El 29 de abril de 2014, Día internacional de la Danza, el proyecto de Ley Nacional de Danza volvió a ser presentado en el Parlamento; pero esta vez, con miles y miles de bailarines acompañando este acontecimiento en todo el país. Fue el inolvidable “29A”, que marcó un antes y un después en la historia de la danza argentina: nunca antes un reclamo de la danza había logrado reunir y organizar a tanta gente, y mucho menos, convertir ese reclamo en un hecho artístico sin precedentes. Ese día, sólo en Buenos Aires, más de 2000 personas bailaron al unísono el flashmob -con coreografía de Laura Roatta-, que previamente se había viralizado en las redes. El mismo flashmob fue bailado en más de 60 localidades de todo el país ese mismo 29. A partir de ese día, y por la contundencia de lo ocurrido, la danza comenzó a tener voz en Argentina, a tener participación y representación en debates en los que nunca antes había estado presente.
El proyecto de Ley Nacional de Danza
Actualmente el proyecto se encuentra en la Comisión de Educación y Cultura del Senado de la Nación y espera su tratamiento.
El mismo establece que “la danza, en sus diversos géneros y manifestaciones (…) será objeto de promoción, estímulo y apoyo del Estado”. Se trata de un proyecto que abarca a la danza en su totalidad, sin discriminar por géneros. Se entiende que tanto la danza contemporánea, como el clásico, el tango, el flamenco e incluso expresiones como el hip hop están contemplados.
Además, el proyecto reconoce a intérpretes, coreógrafos, directores, docentes, ensayadores, gestores, productores e investigadores el estatus de “trabajadores de la danza”.
Por último, el proyecto busca establecer una política estratégica para la actividad, y para hacerlo, crea el Instituto Federal de Danza. Se trata de un organismo autárquico, vale decir, un organismo con capacidad de decisión y presupuesto propio, ya que una política de mediano y largo plazo para la actividad debería verse sujeta lo menos posible a los vaivenes de la política.
El Foro Argentino de Danza
De ser sancionado, el proyecto de Ley nacional de Danza daría respuesta a algunos de los problemas a los que se enfrentan hoy los hacedores de la danza, aunque no a todos. La problemática laboral, por ejemplo, está más allá de los alcances del proyecto de ley, y urge abordarla.
Para dar cuenta del panorama al que se enfrenan los trabajadores del sector, podemos decir, por ejemplo, que el trabajo de los bailarines independientes (el 70% de la producción de danza en Argentina es independiente) carece de marco regulatorio. No existe regulación específica para la actividad ni en el plano laboral, ni en el fiscal ni en el previsional. Si no hay regulación, no hay derechos laborales y es un trabajo desprotegido por completo.
Otro gran grupo lo constituyen los bailarines que trabajan en el sistema privado (contratados por empresarios teatrales, televisivos, gastronómicos o por Casas de Tango). En estos casos, el principal problema es el no reconocimiento de la relación de dependencia y las consecuencias que ello acarrea. Algunos bailarines de compañías estables también son contratados, y en algunos casos no cuentan con ART.
Por último los bailarines del sistema público (es decir, quienes se desempañen en compañías estables oficiales nacionales, provinciales, municipales o de la CABA) son quienes se encuentran más protegidos, dado que se trata de empleo público. Sin embargo estos artistas sufren las consecuencias de no contar con un régimen jubilatorio acorde a la profesión. El problema de la edad jubilatoria en danza es un problema serio que las autoridades no tienen en cuenta. Existen en otros países programas de reconversión profesional, pero en el país nadie parece estar buscando soluciones para los artistas.
El gran déficit de la danza en Argentina ha sido hasta ahora su falta de organización, de estructuración como sector. Si la danza ha sido históricamente el sector de las artes más relegado, es porque sus artífices no se han ocupado hasta el momento de organizarse, de generar sus organizaciones de representación, por ejemplo.
Las acciones realizadas en pos del proyecto de Ley Nacional de Danza contaron siempre con la participación activa y comprometida de asociaciones y colectivos de trabajadores de la danza de todo el país, integrando a los diferentes actores del sector: docentes, coreógrafos, bailarines, investigadores, críticos, gestores, productores; vale decir que el proyecto de Ley cuenta entre sus virtudes el hecho de haber servido como elemento aglutinador y generador de conciencia de la necesidad de trabajar en conjunto.
Con este espíritu nace el Foro Argentino de Danza, lanzado este 29 de abril en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, al cumplirse un año de la presentación del proyecto de Ley en el Congreso nacional. La idea del Foro Argentino es que sea a la vez espacio de encuentro y órgano de representación. Al menos una vez al año nos reuniremos todos los hacedores de la danza de Argentina a debatir nuestros problemas, y a tratar de hallarles solución de manera conjunta. Para ello, además del Foro Argentino, que es nacional, se impulsa a las provincias y regiones a que organicen sus propios foros locales. Ya existen los foros de Salta, Tucumán, Santa Fe, Catamarca y Mendoza, entre otros.
Fotos: Magui Medina
1 COMENTARIOS DE LECTORES
¿QUERÉS COMENTAR?Pingback: Ley nacional de danza, hacia la estructuración del sector en el país (2 de 2) « Red Nacional de Gestores Culturales 8 May, 2015
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