
Podría decirse que en los últimos cincuenta o sesenta años los avances tecnológicos se han dado por saltos exponenciales y a velocidades cada vez mayores. Las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) han llevado las posibilidades de conexión entre las personas a formas antes jamás imaginadas, estimulando debates sobre nuevas maneras de vincularse. El abaratamiento de aquellas relacionadas a la producción de contenidos audiovisuales han permitido que se vuelva realidad la afirmación de Paul Valery allá por la bisagra entre el siglo XIX y el XX, de que potencialmente cualquier persona pueda ser un artista (o un productor de contenidos, en un sentido más general). La biotecnología ha impulsado mejoras en la calidad de vida, pero también debates profundos sobre límites éticos y la generación de nuevos conflictos. La síntesis es que nunca antes en la historia de la humanidad tanta gente tuvo la posibilidad de estar en contacto permanente, de acceder a tanta información y de tener tantas herramientas al alcance para llevar a concreción sus ideas.
Por eso, en este número las historias y la discusión que presentamos tienen por protagonistas a autodidactas, a aquellos que buscan tomar el camino que nadie tomó antes, los que descreen de la tecnología por la tecnología misma, y también aquellos que apostaron y apuestan a que los vínculos virtuales no reemplazan al encuentro cara a cara. Entre nuestros columnistas invitados, es el turno del investigador Martín Becerra, que problematiza sobre la necesidad de políticas públicas que entiendan y se vinculen con los cambios tecnológicos y sus efectos. Federico Borobio entrevista a Raúl Perrone, un eterno defensor del salir a filmar películas como se pueda y a como de lugar, más allá de formatos y convenciones. Eugenia Santa Coloma en la videoentrevista Sin Cortes charla con Nicolás «Zabo» Zamorano, el escritor que ganó reconocimiento y un impacto en decenas de miles de lectores a los 16 años con su blogonovela Yo, adolescente. Quien escribe estas líneas fue a buscar a Valentín Muro, miembro del hackerspace Wazzabi, joven precoz y ferviente promotor del potencial del hágalo usted mismo; a Tomás Oulton, cabeza junto a su esposa Susana de Giacomo y su hija María Lujan del espacio Objeto a, galería y productora dedicada al arte y las nuevas tecnologías, organizadores de eventos como la Bienal Kosice y Game on!; M.A.F.I.A., el grupo de fotógrafos que se reunió a través de las redes sociales para conformar una mirada colectiva en sus coberturas periodísticas; al fotógrafo Eduardo Carrera, que junto a su hermano y amigos generó una movida emblemática en el San Telmo de los ’90s sin Internet ni recursos más que la creatividad, otro tanto de locura y el boca a boca.
Finalmente, como ya es habitual, el informe especial del Observatorio de Industrias Creativas acompañado de infografías producidas por Emprende Cultura, en esta oportunidad sobre el impacto de las nuevas tecnologías en los consumos culturales, y una nueva entrega de herramientas prácticas para los hacedores de proyectos, en este número a cargo de Cecilia Bunge, docente de Recursos Culturales: herramientas tecnológicas para hacer más simple la vida de los emprendedores culturales.